top of page

¿Cuál es el origen de las cartas del Tarot?


Esta es una apasionante historia, de la cual tenemos suficiente información documental, para hacer un viaje a través del tiempo haciendo grandes descubrimientos.

A principios del siglo XX, en excavaciones realizadas en un pozo del Castillo Sforza en Milán, se encontraron cartas del siglo XV con el típico diseño del Tarot marsellés. Esto reforzó la vieja teoría de que el Tarot, el primero y verdadero, nació en Marsella.

El primer mazo completo del que se tiene registro es el bellísimo y lujoso Tarot de Visconti-Sforza, hecho a mano alrededor del 1440 por encargo de Filippo Maria Visconti, Duque de Milán, y por su sucesor y yerno Francisco I Sforza, donde ya aparecían figuras emblemáticas como La Emperatriz, El Colgado o El Mago y casi todas las demás que componen hoy los arcanos mayores, con una salvedad: La Torre y El Diablo.


Aunque parece haber evidencia que hizo suponer que el origen del Tarot como baraja de 78 cartas es italiano y que se remonta al siglo XV, la iconografía específica de los 22 arcanos mayores del Tarot de Marsella había aparecido muchos siglos antes a largo de toda Europa.

Varios museos conservan parcialmente distintas colecciones de mazos de Tarot en sus catálogos, como son la biblioteca Pierpont-Morgan en la ciudad de Nueva York que tiene 35, la Accademia Carrara que tiene 26 en su catálogo, mientras que las restantes 13 están en la colección privada de la familia Colleoni en Bérgamo. Este mazo fue producido en el año de 1451 y se componía de 78 láminas o cartas. Se le llamó Colleoni-Baglioni y Francesco Sforza o Pierpont-Morgan Bergamo para nombrarla. Otro juego de naipes del Tarot que fue producido en el año de 1466 e incorporada a la Biblioteca Universitaria Yale en 1967, se le llamó Cary-Yale Nombrado en honor de la Colección Cary, también conocido como el conjunto Visconti di Modrone. Es debido a esta evidencia documentada abundantemente que se afianzó la idea de que fueron inventadas en el siglo XIV, pero al continuar el rastro de todos estos documentos, apareció información aún más sorprendente y antigua:

El historiador francés Charles du Fresne Du Cange (1610 - 1688) encontró una mención específica sobre las cartas del Tarot y cita un pasaje del estado de la abadía del año 1337 en relación a los juegos prohibidos por los monjes: “Quod nulla persona audeat nec praesumat ludere ad páginas nec ad eyssychum”: “Que nadie se atreva o se comprometa a jugar con dados, páginas, o ajedrez”. Du Cange explica la referencia a la palabra páginas como un “juego de cartas” o “juego de páginas”: Ludos ad páginas nostris. Sin embargo, el abad Rive, en su trabajo titulado "Notices historiques et critiques de deux manuscrits de la bibliothèque de M. le Duc de la Valliere" especifica: “Las cartas datan por lo menos del año 1330; y no es ni en Francia ni en Italia o Alemania en donde aparecen por primera vez. Las vemos en España alrededor de esa época, y mucho antes de que se encontrara cualquier rastro de ellas en otra nación”.


Posteriormente, el abad Rive relata que la primera evidencia española que testifica esto proviene de alrededor del año 1332: “Estos eran los estados de una Orden de Caballería establecida en esa época, en donde las cartas eran prohibidas; esta Orden recibía el nombre de “Orden de la Banda”, establecida por Alfonso XI, Rey de Castilla. Aquellos admitidos en esta Orden juraban no jugar a las cartas”. El abad agrega: “Las encontramos en Italia a fines del mismo siglo bajo el nombre de Naibi, en las crónicas de Giovan Morelli que datan del año 1393”. El nombre Naibi, del árabe naïb que significa visir, consejero o ministro de los musulmanes gobernantes (significado que certifica la relación entre el juego de cartas y el “gobierno del mundo”) advierte que el origen del juego de cartas españolas podría haber sido sarraceno.

En Italia, el 23 de marzo de 1375, un decreto de los priores de Florencia declara: “Señores Priores, deseosos por luchar por principios infames, han escuchado sobre cierto juego llamado naibbe que ha ganado terreno en esta región”.

Este juego Naïb se había propagado tanto que en marzo de 1376 un decreto establece que se recaudaría un impuesto. La crónica de Viterbo tomó nota de que en 1379 “un sarraceno llamado Hayl introdujo en Viterbo un juego de cartas” con la expresa mención de que las cartas tuvieron que haber venido desde el Oriente, donde debieron haber llegado por mar. Por otra parte, el Hermano Juan, un monje del siglo XIV de Brefeld en Suiza, escribió: “Cierto juego llamado “juego de cartas” ha llegado a nosotros en el año del Señor de 1377. Dentro de este juego se describe y se resuelve elocuentemente el estado del mundo como es hoy en día. Pero en relación a cuándo, dónde, y por quién fue inventado, me declaro totalmente ignorante”.


¿Qué hay respecto al origen egipcio?

En París, durante el siglo XVIII, proliferaban las sectas ocultistas y las logias secretas como la Masonería. Así, el lenguaje fascinante de las cartas dio lugar a nuevas interpretaciones. La más popular sostenía que el origen del Tarot era egipcio y que se trataba del verdadero libro sagrado del dios Thot. Florecieron analogías directas entre el Tarot y la Cábala, o el Tarot y la Astrología. Desde entonces y hasta el el siglo XX se produjeron algunos de los mazos esotéricos más conocidos, como el de Aleister Crawley y el Rider-Waite, de Arthur E. Waite, ambos miembros de la Orden Hermética del Alba Dorada. Su uso para adivinación se volvió masivo y llegó a casi todos los rincones del mundo. También la psicología, la antropología y la historia encontraron en sus cartas un material de investigación. Los museos más importantes del mundo, como el de Milán, el Británico o la Biblioteca Nacional de París conservan mazos y cartas entre sus riquezas.

No olvidemos que en el año de 1379 se acusó a un sarraceno de nombre Hayl de haber introducido las láminas o Naïb, siendo el origen de este nombre a los habitantes de una región entre Egipto y Palestina, vinculando así el origen de las cartas del Tarot a la cultura egipcia, si bien no hay base documental para probarlo.

En un mundo globalizado y plagado de información de toda índole, es natural esperar la desconfianza de los modernos investigadores que dudan de cualquier dato proporcionado si no es respaldado por una extensa bibliografía. Pero no olvidemos que fue sólo a través de una sola piedra, llamada Roseta, que se logró descifrar y traducir los jeroglíficos egipcios. Fueron 2 mil años los que transcurrieron para poder entender la escritura jeroglífica egipcia, y eso por un descubrimiento fortuito. ¿Qué hubiera sucedido si no se hubiese encontrado? Diríamos que son garabatos sin valor o importancia alguna? ¿Seguiríamos cuestionando sus significados o los habrían enterrado en el olvido dándoles poca importancia como si fuese una superstición?

Hoy también sabemos que el imperio Egipcio albergaba y protegía los dioses de los pueblos conquistados, como una forma de promover la paz. Y hoy conocemos sus luchas internas por el poder, la esclavitud de muchos pueblos, y también el éxodo de otros. En estas fuerzas encontradas seguramente los que se liberaron de los egipcios también acuñaron bienes, riquezas, conocimientos y cultura de ellos, y en forma privada, secreta quizá, pudieron llevar consigo tesoros del conocimiento y propagarlos a su paso por el mundo.

Seamos pacientes y no descartemos aún el origen egipcio, podría ser que se confirmen las teorías, que se descubra una nueva piedra Roseta, ahora del Tarot. Quién sabe. Sólo el tiempo, la constante investigación antropológica y algo de "suerte" nos lo dirá.


 
 
 

Comments


bottom of page